miércoles, 14 de mayo de 2014

-Fragmento- Cincuenta Guerras Mundiales.

Estamos entre tantas personas que poco tenía aquello que envidiar a esos festivales que tanto le gustaban,pero,¿que entre todas esas personas sólo existiera ella? Sí,esa era su magia.Era ella.
Tocaban una canción como en lo que quería que se convirtiera aquel momento,La Noche Eterna.
Tantos focos,luces,humo; y que la única luz que veía la señalara a ella.Ese tono azul que hacía brillar oscuramente su rostro le quedaba mejor que cualquier maquillaje.
Qué estúpido,un concierto de mi grupo favorito y que sólo escuchara explotar algo en mi pecho cada vez que me miraba sonriendo,mientras saltaba y cantaba todas a las que un día llamamos Nuestras canciones,y que ella no se percatara de que,dentro de mí,estaba estallando la quincuagésima guerra mundial.

Me has provocado tantas.

Empieza a sonar,aquella canción,con la que hicimos tantas promesas.Un día como aquel,un domingo especial.Un Domingo Astromántico.
-¿Bailamos? - Le dije.Ella me sonreía con esa ternura suya,que habría parado misiles.
ME extendió la mano,la rodeé la cintura,y empezamos a hacer pequeños círculos entre ese cúmulo de gente que apenas nos dejaba movernos.Pero a quién le importaba,estábamos bailando.
Cuando empezaba a cantar me acerqué,susurrándole la letra,como si fuera nuestro.

Como si todo fuera nuestro.

En el momento del estribillo mis dedos empezaron a escalar por su piel,dejándome llevar,sintiendo cada milímetro,como la más preciada obra de arte.Me deslizaba entre sus ojos,la acariciaba como si fuera viento,pero no quería que se desvaneciera.
Su magia,que hacía que sólo existiera ella.

Como si estuviéramos en otro lugar donde nadie más nos podía tocar.

No quería que su magia me dejara de hacer efecto.No quería que me soltara entre tanto viento.

No quería que me soltara.

Quería continuar.

Quería ser jodidamente eterno en ese instante,tan eterno e infinito como lo que me hacía sentir.

Mientras me deslizaba entre cada uno de sus milímetros,seguía susurrando la letra.Mi aliento chocaba con sus labios,y aquello nos hacía sentir más que cualquiera de los besos entre todas esas noches reversibles.Entre un par de sábanas.

Parecían mil bombas atómicas en nuestros ojos,mientras hacía slalom por por su cuello.
No me cansaba nunca de admirar cómo mis dedos se deslizaban por todo su cuerpo,deseando que no se desvaneciera nunca.Que nunca se fuera.
La miraba,la admiraba,como un pintor loco que se enamoraba de todo lo que pudiera pintar.
La pintaba un poquito y me paraba para mirarle,como si la palabra belleza hubiera cambiado de forma para presentarse ante mí.
La canción se terminaba,¿por qué se terminaba? No quería que terminara.Que nada terminara.
Quería seguir susurrándole a sus labios que no podría continuar si deja de hacer su magia,si me soltara.
Quería continuar.
Y en ese pequeño instante,al fin ella rompió esos milímetros que separaban su infinito y el mío.
Juro que no existe manjar,venganza,ni nada,que supiera mejor y fuera tan jodidamente mágico como aquel beso.

Eran dos universos explotando,y cómo me alegro esta vez de que esa destrucción construyera algo tan hermoso.

Empezaba otra canción,y no nos importaba.No me importaba nada más.Me había atrevido a conocerle y sólo quería que sus labios bajaran de nuevo a callarme.